Colombia Activa

Colombia nos sumergió en su activismo desde el primer momento en que llegamos a Popayán. Sin esperarlo nos encontramos con un mercado campesino e indígena de productores ecológicos del Valle del Cauca.

Nuestro entusiasmo y curiosidad nos llevó a conocer rápidamente a algunas de las personas involucradas en la organización de este y otros muchos proyectos de la zona. En este mercado, que además de ser el enlace a gran parte de nuestra experiencia en Colombia, pudimos encontrar un gran número de productos, proyectos e historias interesantes. Productos como la harina de hoja de coca, vino de café, cáscaras de café en almíbar, infinidad de semillas locales antiguas o variedades de tubérculos diferentes como la “arracacha”, fueron algunas de las cosas que más nos sorprendieron.

Gracias a Mayra Solarte y Eliana Hernández, organizadoras del mercado campesino ecológico intercultural y Cicaficultura , un proyecto para el desarrollo económico, social y agroecológico de los productores del Cauca, pudimos cocinar y trabajar con algunos de estos productos en una jornada en la que nuestra participación era contribuir a las diferentes maneras de cocinar y utilizar sus productos, donde compartimos y cocinamos para los mismos agricultores y trabajadores de Cicaficultura. Ver menú

Las experiencias continúan con varios días entre campesinos , visitando a Cristian Sánchez y Anderson Peláez, dos jóvenes ingenieros agropecuarios que llevan adelante con gran pasión y esfuerzo el proyecto TAAC para el buen vivir ( Taller Agropecuario de Aprendizaje Continuo ) en la localidad de El Tambo. Con él intentan dar una formación hacia una agricultura y ganadería más sostenibles a través de una convivencia casi continua con los habitantes del lugar, conociendo cada una de sus situaciones y transmitiendo motivación, concienciación y conocimientos. Con ellos pudimos visitar granjas de cuis, semilleros orgánicos, fabricación de compost y abonos naturales, y un impactante Trapiche entre campos de caña de azúcar, lugar donde fabrican panela de la manera más auténtica y artesanal. Estas personas, con escasos recursos pero gran pasión y voluntad para su proyecto, demuestran que no hacen falta más que ganas para emprender y para ayudar, dando más autosuficiencia a las comunidades.

De vuelta a Popayán nos recibe el profesor de antropología culinaria de la Universidad del Cauca, Carlos Umberto Illera, una gran persona, con la que te das cuenta que cuanto más tiempo compartes con él, más aprendes. Experto en investigación y antropología de la cocina local, autor de diversos libros de gastronomía, donde suele dar visibilidad a esa cocina apunto de desaparecer y llena de tradición. Tenerlo de cicerone durante todo un día recorriendo mercados, pequeños restaurantes y fondas, donde todo el mundo lo conoce y lo estima, es un lujo impagable. Probamos tantas cosas que no sabríamos decir cual nos gustó más. La típica carantanta crujiente, el versátil chontaduro que encuentras en cualquier esquina con miel o sal, la rica e inesperada gelatina de pata, los refrescantes champús de frutas, los míticos panes de bono y tamal de pipián, la morcilla con poleo que nos fascinó, los grasientos pero deliciosos fritos de Popayán o un sabroso sancocho de bagre, son solo una muestra de lo que durante unas horas fuimos capaces de ingerir. Para terminar con broche de oro, nos invitó a participar en una de sus clases de antropología culinaria donde pudimos conocer y debatir con los estudiantes sobre el concepto de comida saludable y también sobre la importancia de viajar para poder conocer otras realidades, con las que aprender y contrastar.

La cadena continua, a través de las chicas de Cicaficultura pudimos asistir a unas jornadas sobre Soberanía y seguridad alimentaria en una finca en Rio Blanco a las afueras de Popayán. Alli conocimos A Esperanza Cerón directora de la organización Educar consumidores y conocida activista en temas de derechos y soberanía alimentaria. Durante esta vivencia pudimos escuchar un sin fin de historias interesantísimas, algunas estremecedoras y emotivas sobre las experiencias de los agricultores, como la guerra vivida durante muchos años en los pueblos, el activismo en contra de los monocultivos para el narcotráfico, la lucha política contra las grandes industrias y los enormes esfuerzos como el de la asociación de mujeres de Inza donde lograron prohibir la venta de Coca Cocla en su municipio. Una vez mas nos íbamos de allí llenos de inspiración y de ejemplos de como muchas personas creen y se esfuerzan por construir una economía propia y de consumo local.

Pareciera que en este país las buenas experiencias y la gente interesante no terminen nunca y gracias a Educar consumidores nuestro viaje sigue por el Quindio una pequeña pero hermosa región un poco mas hacia el norte. Alli conocemos a Ruben Dario Pardo, profesor de trabajos sociales, el cual lleva adelante dos proyectos Pan Rebelde y Buena Gente Periódico, quien nos invita a participar en un intercambio de semillas con todos los custodios de semillas de la zona. Otra experiencia donde nos sumergimos entre decenas de personas locales con diferentes vivencias, historias y proyectos que nos hacen aprender y entender mas cada realidad.

Podríamos seguir escribiendo mucho mas sobre este país ya que las experiencias no terminaban nunca, la voluntad de quedarnos era latente pero debíamos seguir nuestro viaje. De camino hacia el norte pasamos por la increíble ciudad de Medellin donde conocimos el gran proyecto social que se esta desarrollando en La comuna 13, uno de los barrios considerados mas peligrosos del mundo, el cual ahora se ha transformado a través del arte en un ejemplo de motivación y superación social.

Nuestra ultima parada antes de cruzar la selva del Darién hacia Panamá fue una comunidad afrocolombiana del caribe cerca de Cartagena de Indias , Rincón del Mar. Aquí dedicamos nuestro tiempo a escribir parte de nuestras historias y a compartir con los pescadores y cocineras de la zona de los cuales aprendimos técnicas de pesca, saboreamos platos afrocaribeños como el sancocho de coco y pescado y el arroz con coco o simplemente pasamos el tiempo a la sombra de una palmera conversando y escuchando infinidad de vivencias increíbles, que como siempre nos siguen haciendo crecer.

Colombia, VOLVEREMOS!!!!